Como todos los años, la cabalgata de Reyes, pone fin a las fiestas navideñas, atrás quedan las cenas de empresa, el dinero perdido en décimos de loteria, comidas familiares, el cambio de calendario y vuelta a empezar. La cabalgata, reducida y breve como reflejo de la crisis que vivimos fué una vez más meritória, pues parafraseando a Churchill, nunca el esfuerzo de tan pocos, sirvió para alimentar la ilusión de tantos. Desde aqui la felicitación a los que participaron desinteresadamente en el recorrido. Cuando se apague la última bombilla navideña, nos encontraremos nuevamente con la realidad rutinaria. cuesta de enero, y todos aquellos hábitos que habíamos perdido, más los kilos que algun@s habrán ganado, gracias a la combinación de festivos, y celebraciones. Desde aquí vaya el deseo de un año más fructifero que el anterior.