Un intento fustrado y un robo en los dos estancos de L’Olleria desde el pasado viernes.

Como si de joyerias o bancos se tratáse, lo cierto es que el «abusivo» precio del tabaco, ha convertido a este género en una de las mercancias más codiciadas por los delincuentes.  El pasado viernes,  la expendeduria nº1,  sufrió un intento de asalto,  intento que quedó fustrado, en parte por que los dueños viven allí.  La fustración de los asaltantes (por confirmar), los llevó a desvalijar unas cuantas casetas de la fira medieval.

Esta noche, la siguiente víctima era la expendeduria nº2,  donde en una operación «relámpago», consiguieron destrozar la puerta y hacerse con unas  cuantas cajetillas (cartones),  causando como siempre más destrozo en el propósito que en lo sustraido.   Los autores del robo que actuaron con pasamontañas,  (para no ser reconocidos) se dieron a la fuga gracias una vez más a la rápida intervención policial, dejando parte del botín en la huida.

No es de extrañar que este nuevo tipo de delitos empiecen a menor escala en pueblos y localidades, pues en otros sitios, la organización es tal que «tirando» de las hemerotecas, este año encontramos noticias que van desde bandas especializadas en Andalucia,  botines de más de 50.000 euros en cartones en Valencia capital, o camiones de tabaco desvalijados en zonas de descanso de autopistas. Como en los tiempos de la ley seca norteamericana, un bien asequible, lo han convertido mediante impuestos, es una mercancia de lujo fácilmente transferible. Que a nadie le extrañe si algún día los estancos dispensan el tabaco como los billetes de loteria, es decir…. detrás de un cristal blindado.